Psicólogos y pediatras locales se unieron en un trabajo por los niños y niñas

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Presentaron -este miércoles- un documento al intendente, Carlos Saloniti, en donde plantean recomendaciones para padres y madres, para esta curentena.

En un productivo encuentro con representantes del Colegio de Psicólogos y pediatras de la localidad, los profesionales entregaron un documento al intendente, Carlos Saloniti, respecto de los niños y niñas y la cuarentena.

En el encuentro, se comenzaron a diagramar distintas acciones tendientes a brindar información y conocer cuál es la situación de los más pequeños y las familias, en el marco del proceso que se está transitando.

Del encuentro, participaron la Lic. Rosario Vivot, el Lic. Agustín Santillan y el Lic. Gerardo Perrone. Además de las Dras. María Florencia Álvarez y Brenda Tomas.

En el documento, que se comparte a continuación, se plantean recomendaciones para padres y madres, en el acompañamiento a los niños y niñas:

“LA CUARENTENA DEL NIÑO O EL NIÑO DE LA CUARENTENA”

En esta situación excepcional de pandemia, los adultos necesariamente debemos preguntarnos cómo abordar lo que sucede a los niños. Chicos y chicas perciben que algo está pasando, ya sea porque ven repetitivamente las noticias en la televisión, porque los adultos hablan de ciertos temas constantemente o, fundamentalmente, porque sus vidas han tomado una nueva forma.  Pero pareciera ser que las vicisitudes de la pandemia se centran únicamente en el adulto. 

La suspensión de la actividad escolar en todos los niveles y la limitación de la exploración autónoma del mundo por fuera del espacio familiar, implica que los niños deban acomodarse a una nueva realidad y elaboren la crisis del Covid 19 con sus herramientas de juego y con aquellas  que los adultos puedan aportarles.

EN CUANTO ADULTOS PODEMOS ORIENTARNOS RESPECTO DE LOS NIÑOS OBSERVANDO LOS SIGUIENTES INDICADORES SINTOMÁTICOS:

1. el grado de autonomía y la capacidad de experimentación (mayor dependencia, falta de iniciativa y disminución de la actividad)

2. la expresión de los estados de ánimo (apatía o exaltación)

3. desinterés en el juego

4. el dormir (insomnio, pesadillas, interrupción frecuente del sueño, dificultades en la conciliación)

5. la alimentación (falta de apetito, ingesta excesiva, vómitos)

6. el carácter del niño (llantos inmotivados, demandas excesivas, desgano, agresividad, intolerancia)

7.  retrocesos en conductas ya adquiridas (control de esfínteres, cumplimiento de pautas y hábitos cotidianos)

8. sentimiento de indefensión y nuevos miedos (a salir de la casa, a espacios con más gente, a la oscuridad, a animales, insectos, etc.)

9. aumento del sentimiento de culpa en función de las reglas impuestas

10. angustia sin motivo aparente y mayor ansiedad

CON RESPECTO A LAS MODIFICACIONES EN LA DINÁMICA FAMILIAR:

Inesperada y abruptamente, los adultos se encuentran en la necesidad de reacomodar la vida diaria: algunos continúan trabajando, otros trabajan desde las casas y tienen la difícil tarea de dividirse las ocupaciones, y otros que no se encuentran trabajando tienen que inventarse una nueva rutina.  Todo ha cambiado y requiere una tramitación de lo acontecido, tanto para adultos como para niños. Es por ello que es necesario un momento de  detención, de pausa, por parte de los padres, para ver cómo van a transmitir al niño lo que está ocurriendo.

Es importante tener en cuenta que los chicos buscan en los adultos una figura sólida que los ayude a sentirse contenidos y protegidos. Esta función, muchas veces, no es sencilla de llevar adelante, debido a que aparecen preguntas que no podemos responder, preocupaciones que no se pueden disimular, entre otras cosas. A pesar de ello, es imprescindible pensar algunas respuestas. Porque los niños, tanto en sus preguntas como en sus silencios, necesitan responder a sus interrogantes. 

RECOMENDACIONES A LOS PADRES Y CUIDADORES PARA LA COMUNICACIÓN CON LOS MENORES:

Las situaciones disruptivas pueden anular la capacidad de juego del niño, arrasando sus espacios creativos. La exposición excesiva a las imágenes televisadas del evento padecido, transforma al niño en pasivo. Esas imágenes invaden el aparato psíquico con un exceso de realidad  que puede alterar la producción de fantasías y la capacidad de juego y simbolización.

Es necesario informarse acerca de lo que ocurre pero sin que se reduzca la vida cotidiana.  También es recomendable hacerlo mediante  medios oficiales.

La cuarentena obligatoria implica una serie de normas que, al ser transmitidas, deberían ir acompañadas de una justificación acorde a lo que el niño pueda comprender según su edad y de una enunciación cuidadosa. Tenemos que saber que cuando a los chicos les decimos que no pueden estar con sus amigos y familiares, les estamos pidiendo una renuncia que en cuanto tal no es posible si no es con algún motivo que lo amerite.  Se debe hacer hincapié en que si se postergan estas satisfacciones es porque de este modo estamos cuidando de ellos y de los demás. Entonces se plantea que ahora no se puede, para que en otro momento sea posible.

RECOMENDACIONES SOBRE ACTIVIDADES COMPARTIDAS:

Es importante que los adultos revean su propia predisposición a jugar. El juego es un elemento de vital importancia para los niños. En esta ocasión, es oportuno resaltar la posibilidad  de que el adulto se involucre en el juego, a diferencia de “tener entretenido” al niño; muchas veces se les puede ofrecer opciones sin éxito. Podemos pensar que lo que necesita el niño no es “que le den algo”, sino que compartan con él un momento lúdico. Estructuralmente , los niños (si no hay algún conflicto que lo obstaculice) tienden a jugar en casi todo momento. El adulto, en cambio, encuentra más trabas para dejarse llevar espontáneamente. Brindar un espacio de juego también permite al adulto distraerse del agobio que supone estar constantemente conectado a la pesada realidad de la cuarentena, lo que no quiere decir negar la realidad sino construir otros  espacios vinculares.

SOBRE LOS PADRES Y LA SOCIEDAD:

Es imprescindible que los padres o adultos responsables puedan reconocer cómo ellos están atravesando este período, ya que su función es la de sostener y ayudar a los niños a transitar de una mejor manera la situación. En los niños quedarán las huellas de esta vivencia y en el futuro ellos recordarán el confinamiento según cómo lo hayan experimentado.

Es importante poner palabra que confirme lo que al niño le pasa a través de su cuerpo, de su sentir y de sus acciones, y no sólo  imponer al niño las pautas y prohibiciones. Cabe aclarar que los límites o pautas en esta situación de convivencia forzada nunca equivalen a violencia. De este modo se pueden reducir los posibles efectos traumáticos del Covid 19 para niños y familia.

Por otro lado, es imprescindible no quedarse esperando “del afuera”. Debemos propiciar desde “el adentro familiar”, la consolidación de los vínculos sociales: con compañeros y docentes de la escuela, con familiares, con amigos, en fin con un otro en general que afirme la continuidad de la existencia. 

Una sociedad que no se anticipa a la problemática de lo que significan para los niños las amenazas del mundo externo no cumpliendo funciones mediatizadoras, los deja librados a la irrupción de la pulsión destructiva, no ligada, traumática. Se crean así situaciones patogénicas, a las cuales los profesionales de la salud debemos dar respuestas formulando programas de prevención y atención.

Sería conveniente, dada la continuación del confinamiento y sus efectos traumáticos, poner a disposición de los niños y sus familias los siguientes dispositivos grupales: de tratamiento psicológico, de orientación a padres y de elaboración preventiva o reflexión.

Integrantes de la Comisión científica: Rosario Vivot, Diego Mir, Agustín Santillán, Gerardo Perrone, Maximiliano De Lorenzi

Contacto del Colegio de Psicólogos: colegiodepsicologossanmartin@gmail.com